miércoles, 21 de noviembre de 2012

Defensa de la muerte

"Nunca se sabe, puede suceder,
que la vida no termine nunca más."
Fragmento de
"No es dios todo lo que reluce"
del Indio Solari

  La muerte es siempre el malo de la película. Todo lo negativo está emparentado con este suceso por el cual todos vamos a pasar. Pocas cosas son tan seguras como que algún día vamos a morir. Bien, invito desde esta pequeña disertación a ver la muerte desde otra perspectiva, creo yo, más justa.
  Para eso utilizaremos, cuándo no en este blog, una artimaña matemática. Algo que se llama "demostración por el absurdo". Que se trata, simplemente, de ver qué pasaría si ocurriera lo contrario a aquello cuyo valor está en disputa. En este caso, la muerte. ¿Qué ocurriría si fuéramos inmortales? Voy a levantar la apuesta: ¿qué ocurriría si fuéramos inmortales y jóvenes por siempre? Y ahora, la voy a bajar: tengamos en cuenta que la inmortalidad estaría dada por un diseño perfecto de nuestro cuerpo, pero nadie es inmortal si le pegan un tiro en la cabeza, por ejemplo.
  Pensemos: ¿cuántos habitantes habría en el mundo? Más de los que el planeta puede aceptar. Suponiendo que hubiéramos alcanzado una suerte de civilización perfecta, llegaría el momento en que estaría terminantemente prohibido tener hijos. ¿Qué destino le espera a una humanidad que no se renueva? Mi respuesta: el tedio eterno. Para ver a qué me refiero, imaginen lo siguiente, supongamos que a partir de ahora nadie envejece, se detiene el tiempo. Bien. A los que les gusta el deporte: imagínense viendo una y otra vez una final de tenis entre Federer y Nadal. A los que les gustan las películas: imagínense viendo una y otra vez películas hechas por los mismos actores, los mismos directores, los mismos libretistas. Si uno pensara una forma de resolver esta situación llegaría a la siguiente conclusión: hay que matar personas para que puedan nacer nuevas y renovarse. Interesante, ¿no?
  Aún así, este no es el único problema de la inmortalidad. Estoy convencido que no es fácil desde un punto de vista psicológico ser inmortal. La pregunta de ¿para qué estamos en este mundo?, se multiplicaría enormemente dentro de nuestra cabeza si fuéramos inmortales: ¿para qué estamos eternamente en este mundo? Si el mundo no tiene explicación en sí mismo, ¿por qué no trascendemos? Curiosamente, la solución vuelve a ser la misma: trascender del mundo, sería morirse. Aclaro: dejo fuera de este párrafo qué hay después de la muerte. Fíjense que poco importa si lo que sigue es la nada misma, porque en ese caso, tanto seamos mortales, como inmortales, nuestro sentido desde el punto de vista del universo sería nulo. Si nada tiene sentido, ¿cuánta puede ser la diferencia entre ser mortales o inmortales? Les aseguro que muy poca. Y si existe un motivo para nuestra existencia, entonces este motivo no puede ser vagar eternamente por el universo, por una sencilla razón: la muerte existe y acá solamente estamos tejiendo hipótesis sobre la inmortalidad.
  En tercer y último lugar (por el momento) quiero decir que estoy totalmente a favor de la idea de que la muerte es el motor que mueve a este mundo. Vivimos con tanta intensidad como podemos porque sabemos que la muerte nos espera. Una demostración de esto se puede ver en el poema que antecede a este post. En "Pasatiempo", el poema de Benedetti, se deja reflejar claramente que la intensidad con la que se ve al "océano" es mayor cuanto mayor es la conciencia que tenemos de que vamos a morir. Si fuéramos inmortales, toda esta intensidad que es nuestra vida no tendría sentido. Nuestras vidas serían mucho más sosas. Nuestra más estruendosa carcajada sería apenas una mueca de risa. Nuestro llanto más profundo sería una tenue mirada perdida. El amor que nos une a las personas que queremos, sería un vago reconocimiento de igualdad. ¿Qué sentido tendría vivir siempre cerca de las mismas personas si vamos a vivir por siempre? Y, la verdad, si me dieran a elegir entre una vida corta con sensaciones intensas, y una vida eterna donde todo diera más o menos lo mismo, elegiría la vida corta. Es más, me permito imaginar que todos nosotros, compañeros en esta mortal existencia, fuimos cuestionados por nuestro dios en los siguientes términos: "¿quieres que te envíe al mundo de los inmortales o al mundo de los mortales?", y nosotros, conociendo la vida que implicaba una y otra elección dijimos con seguirdad: "envíame al mundo de los mortales". Por algo será.

2 comentarios:

  1. Bueno, El Inmortal de Borges me parece respuesta perfecta a lo que se pregunta al principio, uno de los, sino el mejor cuento de uno los, sino el mejor escritor de nuestras tierras.

    Saludos.

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    1. Había leído el cuento, pero me lo había olvidado. Está por encima de lo que puedo disfrutar a fondo, pero sí me encantó lo que pude entender. ¡Gracias por el comentario y la mención del cuento!

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